Continuo.Discontinuo

En la obra de Rakel Ubago no resulta extraño que, dada su formación y su trabajo como arquitecta, también en el quehacer artístico su imaginación proyectiva se nutra de formas geométricas y sus posibilidades combinatorias.
Una tensión formal se despliega mediante el encanto y el misterio que subyace a la idea de estructura. Como cifra de lo existente o figura de lo pensable, la idea de estructura es un recurso experimental en sus obras. La organización serial que tanto aprecia, le permite agrupar composiciones verticales en las que las líneas impresas, paralelas o solapadas parcialmente, manifiestan una poética de continuidad y discontinuidad, o una secuencia ritmada por una reminiscencia musical.
Antes que la apreciación de sus obras o piezas como autosuficientes, pareciera que la artista nos invita a una percepción más imbricada en la serie o conjunto, con sus juegos de variación y repetición en los que parte de unidades constructivas o módulos de signo geométrico que combina para definir sus piezas; un merodeo perceptivo y cognitivo por algunas de las mismas como Composición de líneas paralelas o Getariako Izarra, manifiestan su interés por las tramas y superposiciones que modulan unas tensiones formales singulares. Resuenan así ecos de la pintura geométrica, pero sin pintura: se trata de impresiones generadas por medios infográficos que evocan una suerte de aura fría, enfatizada por lienzos crudos, papeles, metacrilatos u otros materiales industriales similares empleados. Lo gestual y expresivo se ha desvanecido y el hacer pictórico se prolonga por otros medios.
Las series de Agrupaciones, cuya economía formal se basa en relieves de formas trapezoidales y rectangulares yuxtapuestas (blancas, grises y de colores primarios), diríase que evocan el encanto de las naturalezas muertas de signo geométrico. Blanco sobre blanco, los volúmenes y diagonales en todas las direcciones tramando cierto caos azaroso, son elementos de una apertura significante entre opacidades y ligeras transparencias que, como predicados formales, apelan a nuestra imaginación, al lugar que esos juegos nos ocupan como pensamientos de una formalidad visual trascendente.
Fernando Golvano