27 mayo 2022
27 mayo 2022
Pulso es un término del latín pulsus y que tiene diversos usos. En la música, el pulso es una unidad básica que permite medir el tiempo, una serie de pulsaciones repetidas de manera constante que dividen el tiempo en fragmentos idénticos. El pulso funciona como una estructura que establece en la percepción una comparación entre los silencios y las notas que componen una obra.
Esta idea sirve a Xare Álvarez como título metafórico para establecer una analogía entre el significado del término y su propia práctica. La exposición es una exploración de los límites de la materia y sus posibilidades de transformación, a través de un movimiento desde y hacia el interior y el exterior, entre lo visible y lo oculto de los objetos y espacios. Un proceso de experimentación con materiales débiles y residuales de complexión ligera, de formas flexibles y mutables; cuerdas y tejidos en los que se pueden observar los rastros del proceso y la manipulación de los gestos escultóricos (como el vertido de metal fundido sobre la pieza original, que la destruye al tiempo que la hace perdurable), donde cada material trata de encarnar su propia forma autónoma, convirtiendo la experiencia visual en un flujo ininterrumpido de asombro y descubrimiento.
Xare emplea un vocabulario abstracto y una sintaxis de formas que fluctúan entre lo geométrico y lo orgánico, con referencias vegetales, al cuerpo y al espacio doméstico. Roturas, fisuras, huecos, formas vulnerables, superposición de elementos de factura artesanal e industrial, curvas y pliegues, superficies rugosas. Estructuras ligeras, inestables o aparentemente frágiles configuran la tactilidad de los objetos escultóricos, realizados fundamentalmente en bronce y madera. Las piezas sobre papel y textil, realizadas mediante técnicas como el gofrado, la punta seca o el bordado, son obras abstractas de motivos geométricos con repeticiones rítmicas de figuras inestables que proponen un mundo flotante y fluido. Una aproximación sensorial a la materialidad. Los materiales adquieren entonces una importancia determinante que deben entenderse como una arqueología personal, resultado de un ejercicio de introspección ligado a su propia experiencia, tendiendo puentes para unir íntimamente lo accesible y lo inaccesible.